Por Jorge Enrique Robledo
Con esta los invito a construir un gran acuerdo económico, social y político, que represente los intereses de los empresarios y de los sectores populares y las clases medias, a partir de reconocer que Colombia opera muy por debajo de su potencialidad y que necesita, dentro de la legalidad y la economía de mercado, cambios de importancia.
Está comprobado que Colombia es uno de los países más corruptos del mundo, tanto, que su corrupción no es de ovejas descarriadas sino sistémica, es decir, de un sistema de alianzas entre políticos, funcionarios públicos y particulares que les roban 50 billones de pesos al año a la Nación, los departamentos y los municipios. Según el exministro Fernando Cepeda, “No hay corrupción, lo que hay en Colombia, es evidente, es crimen organizado para apropiarse de recursos del Estado o en el sector empresarial o donde ustedes quieran” (Uniandinos, Mar.06.17).
Como se advirtió que pasaría, Colombia está entre los países a los que peor les ha ido con la pandemia, tanto en términos de salud –enfermos y muertos–, como económicos y sociales. Y era de esperarse, porque las crisis sanitarias ponen a prueba la capacidad de resistencia de las naciones, tal y como ocurre también con los problemas de salud personales, pues no sufren igual los bien alimentados que los malnutridos, ni los que pueden actuar con eficacia que los incapacitados para hacerlo. Y a esto deben sumársele las omisiones y malas decisiones de Duque y Carrasquilla.
Por Jorge Enrique Robledo
Es natural que haya opiniones contradictorias sobre el paro nacional, incluida la valoración de las decisiones de Iván Duque y el Comité Nacional de Paro. Pero ello no impide pensar en dos acuerdos nacionales inspirados por esas jornadas.
No tiene antecedentes en Colombia una protesta más masiva, más larga en el tiempo y más extendida en el territorio que la del Paro Nacional que empezó el 28 de abril. Y es notorio que su sustento principal han sido los jóvenes, hombres y mujeres, en especial los de los sectores populares, pero también de las clases medias. Este paro es además la continuación del también muy fuerte de 2019, protesta que continúa por la irresponsable viveza de Iván Duque de burlarse de las peticiones ciudadanas. Cómo será la irritación, que la pandemia no pudo evitar que se expresara.
Hubiera sido mejor equivocarnos. Pero lamentablemente, tuvimos razón quienes hace un año advertimos que Colombia iba a estar entre los países a los que les iba a ir peor con una pandemia que provocaría grandes cifras de enfermos y muertos, al igual que graves daños económicos y sociales, en cada país y en el mundo, incluso superiores a los de la crisis iniciada en 1929. Y se confirmó que Iván Duque y la clase política que lo respalda no acertarían en las medidas que debían tomarse.
Por Jorge Enrique Robledo
Con 500 delegados elegidos en 26 departamentos realizamos el Primer Congreso Nacional de DIGNIDAD, el nuevo partido político. Acordamos el Comité Ejecutivo y el programa y los estatutos que nos guiarán.
Yerran quienes piensan que la democracia que ordena la Constitución de Colombia se reduce votar para elegir al Presidente. Porque no es democrático un país en el que la ciudadanía no elije a su Congreso, en el que no se respeta la independencia de los poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial–, en el que se atenta contra que sus congresistas les hagan control político a los funcionarios y en el que los juzgan y condenan penal y civilmente por sus opiniones en los asuntos de su cargo y pueden ser amenazados y amedrentados.
Por: Jorge Enrique Robledo
Al final de marzo pasado, el gobierno partió a Electricaribe en dos empresas –Caribe Mar y Caribe Sol– y se las vendió, respectivamente, a EPM y a un consorcio de Alberto Ríos Velilla.
Por Jorge Enrique Robledo / @JERobledo
Los países exitosos se parecen a los barcos, en los que los pasajeros tienen diferencias entre sí, inclusive profundas, pero viajan acordados en no hacer nada que pueda hundir el buque, porque se ahogan los de todos los camarotes. ¿Recuerdan el Titanic? Y los une también que la carta de navegación y el capitán los lleven a buen puerto.