Nos estamos envenenando y enfermando con argumentos sacados de contexto que no corresponden a la realidad pero que se acomodan convenientemente a determinado pensamiento y postura. La sensibilidad o la falta de ella recalca posiciones antagónicas que se alimentan de verdades a medias para forjar un radicalismo que nos está destruyendo. Es hora de hacer un alto y converger con empatía en un diálogo constructivo que nos una y acerque a ese mejor país con el que todos soñamos.
Las demandas sociales puestas en manifiesto durante la protesta pacífica son todas válidas y merecedoras de reformas estructurales y políticas públicas que ayuden a corregir la falta de oportunidades para los más vulnerables. Por su parte, las vías de hecho con acciones vandálicas y bloqueos, deben ser castigadas como establece la ley, así como también las violaciones a los derechos humanos por parte de la Fuerza Pública o la sociedad civil. Ningún tipo de violencia debe quedar sin condena.
Insistir en mantener los bloqueos sin medir las consecuencias, transgrede los derechos de millones de colombianos que no se encuentran involucrados en las protestas y que han sido impactados por sus efectos. Las imborrables huellas que está dejando el paro nacional han marcado a todos los sectores del país, que imploran por el levantamiento de los bloqueos.
Estos días hemos adolecido la alta factura que le está pasando al país, el mantenernos en esta coyuntura de incertidumbre económica, política y fiscal. Graves consecuencias económicas como la rebaja de la calificación crediticia, que empezó a devaluar el peso y a desencadenar efectos como el descenso de las notas de más de 10 entidades públicas y privadas, nos distancian de una pronta recuperación.
De igual forma, sectores que en el mes de abril empezaban a mostrar un importante crecimiento como el cafetero que según la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), aumentó su producción un 9% más de lo registrado en el mismo periodo del año pasado, también padecen por los bloqueos que no les permite cumplir los compromisos y ponen en riesgo la garantía de la compra. De acuerdo con el Comité de Cafeteros de Antioquia, solo en este departamento son más de 20 mil sacos de café los que no han podido salir hacia los puertos.
Los avances en los diálogos entre los integrantes del Comité del Paro Nacional y el Gobierno nos llenan de esperanza sobre una pronta salida a esta crisis. Buscar puntos de coincidencias es clave para iniciar acuerdos e instalar la mesa de negociación, esperamos que las partes mantengan su buena voluntad y que el Gobierno ejerza su liderazgo, de tal forma que logre acelerar el proceso. Es indispensable integrar en esta discusión a los jóvenes, quienes han sido protagonistas en las protestas pacíficas y merecen un espacio para ser escuchados.
Ante la situación de orden público que se ha agudizado, acrecentando las problemáticas de los colombianos, es apremiante pasar a la reflexión y al consenso para recuperarnos como país. Hacemos un llamado a cerrarle la puerta a los odios y a las discusiones estériles que no conllevan a nada positivo, y abrírsela a la sensatez y la empatía.