Cuando en el 2015 se firmó el acta de inicio del contrato para la modernización del Cortissoz, los barranquilleros teníamos muchas expectativas por las obras que se iniciarían, soñábamos con un aeropuerto acorde a las necesidades de la región, eficiente, con altos estándares de servicio, confort y seguridad operacional. En cambio, seis años después tenemos una terminal aérea sin una gran transformación, que le quedó pequeña a la ciudad de Barranquilla y a toda la región Caribe.
Aunque desde el 2020 vienen anunciando el inicio de la etapa final de adecuación del aeropuerto, todavía hay muchas obras inconclusas y otras que se encuentran muy crudas. Las constantes irregularidades y el fracaso visto hasta hoy, tiene preocupados a muchos ciudadanos, quienes se preguntan si para el 2027, año en el que la ciudad de Barranquilla será sede de los XX Juegos Panamericanos: ¿el Cortissoz estará a la altura?.
Para este mes de septiembre, al parecer, se avecina un nuevo incumplimiento. Según lo establecido en el otrosí No. 8, firmado el pasado 15 de diciembre de 2020, la segunda etapa que comprende, entre otras obras; las zonas de emigración e inmigración, el edificio SEI, el cerramiento perimetral, el edificio de maletas nacional; debería ser entregada antes de finalizar el presente mes. Sin embargo, todavía hay muchos retrasos, lo que nos hace presagiar otra demora.
Lo más triste es que como siempre no va a pasar nada, porque con el beneplácito de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), el consorcio colombiano Grupo Aeroportuario del Caribe S.A.S., encargado de la concesión, fue exento de toda responsabilidad por retrasos en el desarrollo del proyecto, con lo que se le ha concedido la posibilidad de ampliar todo tipo de plazos. Una jugadita que está beneficiando al concesionario y perjudicando gravemente a la Costa Caribe.
Que el aeropuerto Ernesto Cortissoz, una de las terminales aéreas más importantes del país, cuna de la aviación en Colombia, esté en las actuales condiciones, es una vergüenza para los barranquilleros, que menoscaba la imagen de la ciudad a nivel nacional e internacional. La falta de claridad sobre los avances, la incertidumbre acerca de la entrega total de las obras y la multimillonaria inversión de más de $610 mil millones, que no se ven por ningún lado, exige muchas explicaciones por parte del Grupo Aeroportuario del Caribe y la ANI.
Urgimos a la Contraloría General de la República y demás entes de control a colocar la lupa en este el proyecto de ampliación y modernización de la terminal aérea, así como también, a revisar el listado de denuncias que se han presentado, incluyendo los incumplimientos en el plan de compensación ambiental. Hacemos un llamado a la Ministra de Transporte, la barranquillera Ángela María Orozco, a apropiarse de esta situación para evitar nuevas sorpresas desagradables en las próximas etapas, y q solicitar la actualización de los informes de interventoría, contratos y estado de la obra, que hace meses no reportan.
Al consorcio Grupo Aeroportuario del Caribe, le quedó grande el proyecto de modernización del Aeropuerto Ernesto Cortissoz, con esta obra mediocre le fallaron al departamento. Sus incumplimientos y falsas promesas, sembraron una gran desilusión entre los atlanticenses, quienes no se conforman con el precario estado de la que debería ser una de las infraestructuras más eficientes de la Región.