El papa Francisco arribó este lunes a Mauricio en lo que representa la última escala de una gira por tres países africanos iniciada en Mozambique, y pasando también por Madagascar con una misa a la que asistieron decenas de miles de personas. Ante una gran multitud y con una gran expectativa, el máximo representante de la Iglesia Católica fue recibido en la isla con paraguas multicolores, un símbolo de la convivencia multiétnica e interreligiosa que caracteriza a esta nación.
En este país, el sumo pontífice planificó la visita a un templo, así como una reunión con líderes políticos y una misa en Port Louis (capital), ciudad que fue engalanada para recibirlo. Al finalizar la misa, un grupo de jóvenes de la diócesis le hará entrega al pontífice de una camiseta hecha para la ocasión del club argentino San Lorenzo de Almagro, del que Francisco es socio y a cuyos partidos acudía de pequeño.
"Le gustaba mucho (el San Lorenzo de Almagro), es como un equipo de barrio con los colores rojo y azul que identifican a María Auxiliadora", explicó Hiberto Cabrera, delegado episcopal para la pastoral juvenil. Hiberto considera la visita del pontífice como una buena oportunidad para consolidar la convivencia multicultural de la que hace honor Mauricio ya que, pese a que la califica de "bastante buena" sabe también que es algo "frágil".
Con una población mayoritaria hinduista, en Mauricio el 30 por ciento de sus habitantes son cristianos y fuentes eclesiásticas aclararon que esta visita no será para solo para los seguidores de esa fe, sino para todos sus habitantes. La misa del jefe del Vaticano tendrá lugar en el monumento María Reina de la Paz, ubicado en una colina desde donde el papa Juan Pablo II ofreció su eucaristía cuando visitó la isla en 1989.
Telesur