El prolongado aislamiento, la falta de contacto social, la irrupción de hábitos, entre otros cambios a los que nos hemos sometido por la pandemia, han agudizado los problemas de salud mental en el mundo, afectando de manera dramática a los niños, niñas y adolescentes. Los trastornos que se están desencadenando entre los menores requieren atención inmediata, por lo que implementar la cátedra de educación emocional en Colombia, como un instrumento para mitigar los efectos en la población escolar es vital.
La iniciativa de la congresista atlanticense, que fue aprobada hoy en primer debate, busca promover la educación emocional en las instituciones públicas y privadas de los niveles preescolar, primara, básica y media del país, reconociéndola como un elemento esencial del desarrollo integral de la persona y, al mismo tiempo, como una estrategia tanto de prevención de conductas de riesgo como de mejora en el proceso de aprendizaje de los estudiantes.