“Muchas fueron finalizadas durante la crisis provocada por la pandemia y ayudaron a mitigar su impacto. Son obras que generan empleo e ingresos en comunidades con altos índices de pobreza en los municipios intervenidos: generaron 1.600 empleos. La prioridad es que se contrate mano de obra y cadena de suministros de la misma comunidad, especialmente beneficiarios de nuestros programas. También mejoran las condiciones de vida y salubridad de la población”, dijo Correa.
La entidad ejecuta otras 17 obras de Infraestructura Social y Hábitat en el departamento. Las 57 obras -incluyendo las 40 entregadas desde 2018- benefician a 412.000 habitantes. Entre los proyectos hay construcción de vías urbanas, construcción de parques e infraestructura deportiva y construcción de infraestructura educativa.
“Hay obras que realizamos con la Gobernación del Atlántico y tienen gran impacto para el entorno social y comunitario: centros de vida del adulto mayor construidos en Campo de la Cruz, Candelaria, Piojó, Ponedera y Sabanalarga; y centros de desarrollo y liderazgo juvenil en Baranoa, Tubará y Manatí, que estaremos entregando próximamente. La entidad invirtió en estas más de 9.900 millones de pesos”, expresó Correa.
En el marco del Programa Casa Digna Vida Digna, que contempla el mejoramiento de viviendas de la población vulnerable, Prosperidad Social trabaja en 14 proyectos que benefician a 4.200 hogares con mejoras que van desde la construcción de baños, cocinas, pisos, cubiertas, hasta habitaciones que contribuyen con la reducción del déficit cualitativo de vivienda de población en pobreza extrema en el Atlántico.