Desde hace años miles de hombres y mujeres toman la decisión de prepararse para laborar en la enfermería; precisamente hace 17 años una mujer bogotana tomó la decisión de lanzarse al ruedo y prepararse en esta linda labor que hoy le da de comer a su familia. Este es el caso de Myriam Martínez, una auxiliar de enfermería de Compensar que hoy en día agradece el haber tomado la decisión de prepararse para ser lo que hoy es.
“Llevaba trabajando como auxiliar de laboratorio desde 1995, mientras pasaban los años me daba cuenta de que merecía dar un cambio en mi vida laboral y profesional; por eso fue por lo que cuando estaba a punto de cumplir mis 40 años, tomé la decisión de estudiar y prepararme para ser auxiliar de enfermería. La decisión fue difícil, ya que tenía cuatro hijas por quienes velar, pero a pesar de todo, ellas mi apoyaron y fueron ese eje fundamental para culminar mis estudios”, señaló Myriam.
Cuando ya había cumplido sus 40 años, Miriancita, como la llaman de cariño sus compañeros y amigos, recibió su primera oportunidad para ejercer como enfermera en Compensar, empresa con la trabajaba desde mitad de la década de los 90. A partir de ese momento comenzó a ser parte de las cirugías y a convivir diariamente en las salas de quirófano de los centros de salud.
Myriam señala que, “mi mayor satisfacción es saber que en mis 17 años de experiencia, siempre hice las cosas de manera 100% profesional. Realmentetodos los procedimientos que se presentaran, los realizábamos y acompañábamos como si fuera un familiar nuestro el que estabaen esa camilla, ese ha sido el pilar fundamental para mi crecimiento profesional”.
Pero después de años de ejercer su profesión llegó una etapa que jamás pensó que viviría: la llegada de la Covid-19. Aquel 6 de marzo de 2020 lo recuerda claramente, a partir de ahí ella y todos sus compañeros y colegas, comenzaban a prepararse para la etapa de contención del virus. En esa fecha tenía 55 años y hacía parte de la población de riesgo medio alto a causa del contagio.
“Por mi edad mis jefes me preguntaron si no tenía inconveniente en seguir trabajando, les dije inmediatamente que quería continuar, quería estar batallando en primera línea contra esta pandemia. Fueron meses difíciles, el temor de llevar un contagio a mi casa era latente; mis hijas me preguntaban si no tenía miedo de contraer la enfermedad, pero con los cuidados extremos al llegar a casa y el buen uso de los implementos de bioseguridad, logré sobrellevar los momentos más críticos”, concluyó Myriam.
Hoy Miriancita está a cuatro meses de cumplir 58 años y lograr pensionarse en una empresa en la que compartió cerca de 27 años. Sus cuatro hijas que ya tienen 39, 35, 30 y 28 años, la acompañan y apoyan en cada día de profesión. Y como un núcleo familiar totalmente unido, en el día que conmemora su profesión, son conscientes en que su madre es un ejemplo de superación y de que nunca es tarde para lograr lo que se propone.