A continuación, las cuatro prácticas para tener buena salud: .
1. Alimentación sana: Consumir alimentos variados y nutritivos (legumbres, cereales integrales, nueces, lácteos bajos en grasa, carne magra, pescado y huevo Disminuir el consumo de grasas saturadas y evitar las comidas rápidas. Aumentar el consumo de frutas y verduras (5 veces al día) Evitar el consumo de bebidas azucaradas. Limitar el consumo de sal y salsas. Optar por alimentos integrales, ya que tienen mayor valor nutricional que los alimentos refinados.
2. Actividad física: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de actividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad por enfermedades no transmisibles, como diabetes e hipertensión. Las personas que no practican actividad física - ninguna o muy poca - tienen un riesgo de muerte que oscila entre un 20% y un 30% más, en comparación con las personas que realizan actividad física de manera regular. Es importante tener en cuenta: Realizar mínimo 150 minutos de ejercicio a la semana de actividades moderadas si tiene más de 18 años (caminar rápido, montar en bicicleta, nadar continuo, patinar, bailar) Realizar mínimo 75 minutos de actividades físicas fuertes (trotar, correr, saltar lazo, deportes en forma recreativa como fútbol baloncesto, tenis, o actividades de gimnasio) Los niños o menores de 18 años realizar por lo menos 60 minutos de actividad física.
3. Evitar el alcohol: El consumo de alcohol es nocivo y trae consecuencias para la salud de la persona que lo consume, principalmente asociadas a enfermedades como cáncer de hígado, esófago, laringe o estómago. Daña de manera irreversible las células cerebrales y puede causar diabetes, entre otras patologías
4. Evitar fumar: El cigarrillo es la primera causa de cáncer de pulmón, laringe, órganos digestivos y aparato urinario, así mismo es la razón de más del 80% de la mortalidad por enfermedades pulmonares crónicas. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, el humo del tabaco contiene sustancias químicas tóxicas que pueden dañar las células alterando su ADN y causando su crecimiento de forma descontrolada.