La Selección Colombia disputaba su primera cita orbital en Chile y el último partido de la fase regular en Arica era frente a Unión Soviética, uno de los equipos más respetados del planeta en ese momento, sobre todo al tener en su nómina al mejor arquero del mundo, Lev Yashin, conocido como la ‘Araña Negra’, por lucir siempre indumentaria de ese color.
El favoritismo no tardó en demostrarse. A los 11 minutos de juego, la URSS ya se imponía 3-0. El técnico de la tricolor, el argentino Adolfo Pedernera, gesticulaba desde la raya para buscar una decorosa reacción. Y ‘Cuca’ Aceros lo entendió para descontar al minuto 21. Así terminaría el primer tiempo, pero 11 después de comenzar el complemento, Ponedelnik aumentaba para los europeos.
Pero al 68 ocurrió el hecho trascendental. Un aparente inofensivo tiro de esquina a favor de Colombia pasó a la historia. Un derechazo de Marcos Coll desde el vértice sólo vino a detenerlo la red rival. Por el primer palo, un desconcertado Yashin le reclamaba a sus defensores, mientras ese gol olímpico fue el impulso necesario para buscar el empate que Rada (72) ilusionó y Klinger, a seis del final, transformó en realidad para el 4-4 definitivo.
Esa gesta marcó al fútbol colombiano para siempre, no tanto por la meritoria igualdad, sobre todo por la anotación del 2-4 transitorio, convertida a una leyenda del arco y que además es recordada en cada Mundial porque ningún otro futbolista la ha logrado.
“Habitualmente cobraba los tiros de esquina y el ‘maestro’ Pedernera en la preparación para el Mundial, me puso a practicar siempre a ras de piso, ni siquiera a media altura, porque consideraba que los rivales que íbamos a tener, como los uruguayos, yugoslavos y soviéticos, eran muy fuertes en el juego aéreo. Así salió el gol olímpico”, confesó al otro día de la gesta, Coll, quien este martes, en su natal Barranquilla, falleció a los 81 años.
Efraín ‘Caimán’ Sánchez, compañero y amigo suyo en la Selección Colombia, lamentó su partida. “Marcos era la alegría del fútbol, por la forma en que lo sintió y jugó. Vivimos momentos inolvidables y la verdad me duele mucho que se nos haya ido”, dijo la gloria del deporte de Coldeportes.
Dentro de esos instantes para la posteridad que vivieron juntos, está sin duda el empate a los soviéticos y por eso el legendario cancerbero recuerda la formación. “Estaba yo en el arco y luego Alzate, Óscar López, ‘Canocho’ Echeverry, Serrano; en la mitad Marquitos, ‘Cuca’ Aceros, Marino Klinger y adelante Antonio Rada y González”, evoca con nostalgia.
No sabe si podrá ir a darle el último adiós a Coll, pero de lo que sí está seguro el ‘Caimán’ es que el barranquillero después de Chile 62 dejó de ser colombiano, para convertirse, literalmente, en una leyenda mundial.