En la tarde del 3 de junio de 1962, Marcos Coll dejó de ser un reconocido futbolista colombiano para convertirse en el Olímpico. No hubo necesidad de trámite notarial ni mucho menos. El deporte nacional e incluso mundial empezó a llamarlo así por lograr algo que hasta el día de hoy nadie más ha podido hacer: anotar un gol olímpico en una Copa del Mundo.