“Tenemos una gran dificultad para situarnos como actores políticos porque no tenemos memoria sobre quiénes somos como país”, puntualizó en días días pasados el profesor durante el conversatorio Debates latinoamericanos: Elecciones presidenciales en Colombia, organizado por el Instituto de Altos Estudios Sociales y Culturales de América Latina y el Caribe, de Uninorte.
Para Giraldo, Colombia es una nación que vive en crisis y peor aún, lo percibe como algo “normal”. “No tenemos una cultura política que sea democrática, no creemos en la participación y estamos acostumbrados a la violencia. Por otro lado, nunca se ha tenido claro cómo se estructura el poder en el país, lo que nos hace automáticamente inestables”, argumentó.
Respecto al miedo, explicó que desde antes de 1810 Colombia ha tenido en el poder a dos partidos principales: liberal y conservador; lo que lo convierte en uno de los países con partidos más antiguos en el mundo. El analista añadió que ahí existe un temor a cambiar esa línea de pensamiento, tanto en el gobierno, como en la ciudadanía.
“Alguien que proponga una mentalidad distinta resulta amenazante para quienes siempre se han sentido identificados con estos partidos. Por eso a la hora de votar nos encontramos con personas que votan por tradición o por estabilidad. Los primeros votan por quienes se han preferido desde siempre en su familia y a los segundos les asusta pensar que lo que ahora les brinda “seguridad” en sus vidas, resulte afectado por la estrategia de un nuevo mandatario. No somos una sociedad consensuada, más bien polarizada e informalizada”, detalló.
Para el también politólogo de la Universidad IHEAL III de Paris, es necesario realizar un debate político público en el que se reflexione sobre tres aspectos esenciales: el proceso electoral que tenemos, la responsabilidad de quienes estén en el poder y la distribución del último de forma equitativa. Agregó que no se puede pedir democracia cuando al mismo tiempo se “coquetea” con el autoritarismo y que es un deber de todos comprometernos.
“La política colombiana está totalmente personalizada. Pese a que todos los candidatos tienen un partido político que los respalda, ninguno se ha presentado ante la ciudadanía a través de ellos, prefieren recoger firmas. Les incomoda los partidos políticos. A excepción de Humberto De La Calle, que es la única persona que realmente se apoya en el suyo, si alguno de los otros gana ¿a qué institución le vamos a reclamar por el mal manejo de gobierno del candidato? Estamos prácticamente votando por la persona que nos simpatiza”, señaló.
Por último manifestó sus conclusiones personales sobre lo que podría suceder el próximo mes. “Hay dos escenarios políticos en estas elecciones: que alguien gane o no gane en la primera vuelta. En estos momentos, es muy difícil que alguien lo haga, necesitaríamos movilizar aproximadamente a 18 millones de votos. Por ahora quien tenga el 26% de la intención de voto en la primera vuelta, pasa a la segunda”, concluyó.