Durante la noche, hablando en su dialecto, empezaron a desmontar las improvisadas carpas, muchas de ellas de bolsas plásticas, así como a recoger sus viejas colchonetas, morrales con ropa y uno que otro utensilio de cocina, para abordar los seis buses, dispuestos por la Alcaldía de Barranquilla, que los esperaban para emprender el viaje a su tierra natal.
El retorno de estos indígenas se dio por razones humanitarias ante la difícil situación económica y sanitaria originada por el COVID-19 que les estaba extremando sus precarias condiciones de vida, por lo que solicitaron ayuda de las autoridades, teniendo en cuenta que con ellos se encontraban muchos niños.
El operativo de retorno fue coordinado por la Secretaría Distrital de Gobierno, a través del Centro de Atención Local para Migrantes, y Migración Colombia, con apoyo de la Secretaría Distrital de Salud, que realizó los chequeos y medición de temperatura; de la primera dama del Distrito, Silvana Puello, quien les entregó ayudas alimentarias y juguetes; del ICBF, con la entrega de unos menores que estaban en custodia, y la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana, con el acompañamiento de la Policía.
Hoy, gracias a este corredor humanitario, los 33 indígenas de la etnia Yukpa y 12 ciudadanos venezolanos, que desde hacía varios meses vivían debajo de la estructura del puente de Murillo con Circunvalar, van de regreso a su país, con la esperanza de reencontrarse con sus familiares.