Para la Dra. Layla Tammer, médico especialista y directora científica de NUEVA EPS, es importante entender que el linfedema está directamente relacionado con las obstrucciones que se pueden presentar en el Sistema Linfático: “cuando la linfa (líquido incoloro y acuoso que transporta los linfocitos que son un tipo de glóbulo blanco) no puede circular normalmente por algún tipo de bloqueo, se produce una inflamación en los tejidos blandos y la hinchazón se presenta por su acumulación. Normalmente se presentan en las extremidades (más en una que en otra) y también puede afectar el cuello – ganglios linfáticos –.
De acuerdo con la especialista hay múltiples factores que pueden incidir en las obstrucciones que generan el linfedema “las infecciones asociadas a virus o bacterias y las lesiones tumorales también pueden obstruirlo (sistema linfático). No obstante, en casos puntuales donde el paciente tiene un diagnóstico confirmado de cáncer que ha comprometido los ganglios linfáticos, la condición se presenta en un 80% de los casos pues no existe manera natural de que circule la linfa”
Tipos de linfedema y signos de alarma
Fundamentalmente hay dos tipos de linfedema y se dividen por su origen, ya que puede ser ser primario o secundario:
• Primario es el resultado del desarrollo anormal del sistema linfático y los síntomas se pueden presentar en el momento del nacimiento o en el transcurso de la vida.
• Secundario: es un daño en el sistema linfático.
El sistema linfático se puede dañar o bloquear por una infección, una lesión, cáncer, extracción de los ganglios linfáticos, radiación dirigida al área afectada o por cicatrices en el tejido por la radioterapia o la cirugía. “Estadísticamente hablando el segundo tipo es el más común porque implica una lesión en el Sistema Linfático que limita su función natural”, comentó la Dra. Tammer.
Con relación a los signos de alarma, la especialista comenta que si bien hay otras afecciones que pueden causar síntomas similares, los más comunes en el linfedema son:
• Hinchazón de un brazo o una pierna, que puede incluir los dedos de las manos y los pies.
• Sensación de llenura o pesadez en un brazo o una pierna.
• Sensación de tener la piel ajustada.
• Problema para mover una articulación del brazo o la pierna.
• Engrosamiento de la piel, con cambios de la piel como ampollas o verrugas o sin ellos.
• Sensación de que la ropa, los zapatos, las pulseras, los relojes o los anillos ajustan más.
• Picazón en las piernas o los dedos de los pies.
• Sensación de quemadura en las piernas.
• Problemas para dormir. • Pérdida de cabello. Cómo tratar el linfedema “Una vez hecho el diagnóstico y teniendo su confirmación es importante un manejo multidisciplinar que incluya fisioterapia y terapista física, pues es fundamental contar un programa de ejercicio dirigido a cada paciente” comentó la especialista. Y es que, afirma la Dra. Tammer, “dependiendo de la severidad del cuadro y su causa, se pueden utilizar medidas de comprensión (vendas elásticas) que ordene el médico tratante, solamente si las ordena el profesional. Por ningún motivo se deben utilizar dichos insumos si no están ordenados pues puede ser peor”. El peso es otro de los factores más relevantes para mejorar la condición de las personas que padecen la condición, pues implica un esfuerzo adicional para la piel que ya está en una condición riesgosa. Finalmente, comenta la especialista, que la condición se puede manejar, pero por su naturaleza es fundamental contar con el apoyo médico para que construya el plan de manejo, de acuerdo a la condición de cada paciente.