Los jóvenes, que han participado anteriormente en los encuentros liderados por esta fundación en Barranquilla, con el apoyo de la Alcaldía Distrital, asistieron al evento de apertura de la nueva sede, la cual también recibió la bendición del papa Francisco.
Este acto contó, también, con el acompañamiento de la secretaria Distrital de Educación, Bibiana Rincón; la ministra de Educación, Yaneth Giha, entre otras autoridades.
Al mismo tiempo, desde Roma, Yovanny Salcedo, estudiante de la IED Hogar Mariano, en compañía de la directora de Scholas Colombia, Elsa Noguera, le llevó al papa un mensaje en representación de todos los jóvenes que han participado en estos encuentros alrededor del mundo.
El evento de apertura se realizó en la plaza de La Paz, donde quedará la nueva sede de Scholas, y fue liderado por 4 estudiantes del Distrito, Andrea Charris, Vanessa Rico, Alba Osorio y Freider Prada, que también tuvieron la oportunidad de conocer al papa Francisco cuando vino a Colombia y se reunió con los jóvenes de Scholas en Medellín.
Para Vanessa Rico, estudiante de la IED Marie Paussepin este proceso le ha aportado grandes aprendizajes: “Me emociona poder ser testigo de este gran momento, porque cada experiencia vivida en Scholas ha sido un fortalecimiento para nuestro espíritu y nuestra alma, para darnos cuenta de que los jóvenes sí importamos y tenemos todo el derecho de ser escuchados, y eso fue confirmado hoy cuando tuvimos la oportunidad de hablar con el papa y expresar nuestra gratitud por todo lo que hemos vivido”.
Durante las semanas de inmersión los jóvenes hacen investigaciones acerca de las problemáticas que ellos elijen como prioridad para trabajar, elaboran hipótesis que expliquen las causas. Luego, a través del trabajo de campo, recolectarán información para realizar un estado de situación y, con base en lo aprendido, elaboran un diagnóstico y desarrollarán propuestas que contribuyan a mejorar la sociedad.
La Fundación Scholas Occurrentes es una iniciativa destinada a los jóvenes del mundo entero que tiene su origen en la ciudad de Buenos Aires en el año 2001, cuando Jorge Marío Bergoglio era Arzobispo allí, bajo el nombre de Escuelas de Vecinos y Escuelas Hermanas, se integraron estudiantes de escuelas públicas y privadas, de todas las religiones, con el fin de educar a los jóvenes en el compromiso por el bien común. La Fundación fomenta entre los jóvenes la cultura del encuentro, la paz y la inclusión social, mediante el impulso de la tecnología, el deporte y el arte.