Barranquilla nació cuando Colombia era ya libre y ha sido desde entonces un lugar de libertad, una ciudad de brazos abiertos al mundo y a las demás regiones del país.
Acá se juntaron muchas razas y gentes de todos los países que adoptaron una sola nacionalidad: la de barranquilleros.
Por Barranquilla entró el fútbol a Colombia, y de Barranquilla —de la casa de nuestra selección— saldrá Colombia clasificada para el Mundial de Fútbol de Brasil.
Barranquilla —la pionera— vio nacer la navegación a vapor, la aviación civil, las empresas públicas y las primeras industrias del país.
Barranquilla —la musical— nos ha dado a Shakira y, por supuesto, a la inolvidable Esthercita Forero, su novia para siempre.
Barranquilla —la creativa— es la cuna de Silvia Tcherassi y Sofía Vergara, talento colombiano que triunfa en el exterior; de deportistas como Edgar Rentería; de empresarios y filántropos como Julio Mario Santo Domingo.
Barranquilla —la cultural— nos dio la pluma de Álvaro Cepeda, fue el segundo hogar de Gabo y de Obregón, y la sede de aquel mítico Grupo de Barranquilla que se reunía en La Cueva, y que recordamos todos los años en el Carnaval Internacional de las Artes.
Hoy podemos decir que Barranquilla ha vuelto a ser la Puerta de Oro de Colombia, un motor de desarrollo y crecimiento, con una nueva generación de dirigentes que expresan su amor a su ciudad trabajando día y noche sin descanso.
Con buenos gobiernos como los de Alex Char y Elsa Noguera, con los que he tenido el honor de trabajar, y con tantos barranquilleros y barranquilleras que trabajan conmigo en el Gobierno nacional, Barranquilla se está transformando como estamos transformando a Colombia.