"Los palestinos deben renunciar a su rechazo a reconocer el derecho del pueblo judío a un Estado nacional", insistió este domingo Netanyahu, asegurando que se trata de "una condición para llegar a un acuerdo al término de las negociaciones, aunque no para iniciarlas”.
Asimismo, aseguró que "Hasta que los palestinos no reconozcan este derecho, no habrá una paz real". Sus declaraciones las realizó durante una rueda de prensa conjunta con su homólogo polaco, Donald Tusk, celebrada en Varsovia, capital de Polonia.
Netanyahu agregó que la raíz del conflicto árabe-israelí es “el Estado judío”, rechazando que la ocupación de tierras palestinas y la construcción de asentamientos ilegales sean los verdaderos problemas.
Por su parte, partidarios de todas las fracciones palestinas, entre ellos el Movimiento de Resistencia Islámica Palestina (HAMAS) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), se congregaron en la plaza central de Arafat, donde protestaron contra el llamado proceso de paz.
Los participantes en esta protesta han hecho llamado al presidente del Estado palestino, Mahmud Abbas, para que se retire de las conversaciones y no permita lso abusos de Israel.
Asimismo, han instado al Estado de Palestina a que denuncie al régimen israelí ante la Corte Penal Internacional (CPI) por sus crímenes contra el pueblo palestino.
Abbas insiste en que para reanudar los diálogos, Tel Aviv debe cumplir con las normas internacionales y detener la construcción de asentamientos en los territorios palestinos. Según el presidente de la Autoridad palestina, esta cuestión no es una condición previa, sino "una obligación que el régimen de Israel debe aceptar de acuerdo al derecho internacional".
Luego de varios años de bloquear los diálogos de paz y más de seis décadas de conflicto, las negociaciones palestino-israelíes se retomaron a fines de julio en Estados Unidos y prosiguieron posteriormente en Al-Quds (Jerusalén), aún sin resultado alguno.
Las conversaciones entre Israel y Palestina se congelaron en septiembre de 2010, después de que las autoridades israelíes rechazaran una moratoria a la construcción de asentamientos ilegales en la ocupada Cisjordania.
Los asentamientos israelíes son considerados ilegales por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la mayoría de los países, ya que los territorios fueron arrebatados por el régimen de Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, y por lo tanto, la construcción en tierras ocupadas es un acto prohibido por las Convenciones de Ginebra.