El mandatario indicó que la presencia en Afganistán "ya no valía la pena", al mismo tiempo, amenazó con seguir perpetrando ataques sin necesidad de estar in situ. "Tenemos capacidad remota, es decir, podemos llegar a objetivos sin tener personal en tierra o con el mínimo posible, eso quedó demostrado la semana pasada", agregó.
"Durante los días que operamos en Kabul (capital), después de que los talibanes se tomaron el país, hicimos un esfuerzo para darle la oportunidad a los estadounidenses para salir, seguiremos coordinando operativos para los que quieran venir a EE.UU.", precisó.
Biden acusó al Gobierno saliente de Afganistán (y que contó con el apoyo de EE.UU.) como parte del problema pues incurrió en casos de corrupción. "Estábamos listos cuando el pueblo afgano vio caer a su Gobierno en medio de corrupción y mal comportamiento", acotó.
Aludiendo a los recientes operativos de expulsión de ciudadanos de Afganistán, el presidente explicó que cerca de 2.500 personas fueron sacadas. "Ahora creemos que hay entre 100 y 200 estadounidenses, en su mayoría tienen ya la ciudadanía", añadió.
"Autoricé el envío de 6.000 efectivos para asegurar el aeropuerto de Kabul, se realizó en medio de tensión y hostilidad (...) cerca de 100.000 afganos han sido evacuados", indicó el jefe de Estado.
Finalmente, instó a la ciudadanía a unirse a una "plegaria de acción de gracias" en memoria de los soldados caídos que estuvieron en la injerencia de la Casa Blanca en Kabul. "Yo asumo la responsabilidad por la salida de las tropas", concluyó.