De acuerdo con reportes de prensa, en los últimos días más de 30 ciudades y de una docena de provincias emitieron alertas contra el virus SARS-CoV-2 y pusieron en cuarentena a millones de habitantes.
La medida incluye restricciones a los viajes y la realización masiva de test diagnóstico para frenar el incremento de positivos y cortar a la mayor brevedad la propagación de la variante Delta, que ya suma alrededor de 300 casos diagnosticados a nivel nacional.
Wuhan, ciudad capital de la provincia de Hubei, donde se identificó por primera vez el SARS-CoV-2, reportó tres casos domésticos y cinco asintomáticos, y realizará test PCR a sus 11 millones de habitantes.
Un total de 30 casos se reportaron en Zhengzhou (Henan), urbe que fue duramente castigada por torrenciales lluvias e intensas inundaciones a partir del 17 de julio pasado. La detección del brote aconsejó colocar en aislamiento a 1.2 millones de personas.
También fueron colocadas en cuarentena seis comunidades residenciales del distrito Haidian, en la capital china, Beijing. En paralelo, se suspendió el ingreso a la ciudad de vuelos, trenes y autobuses que provengan de regiones afectadas.
Según medios locales, estos tres centenares de contagios quintuplican la cifra de infecciones registradas en los últimos cinco meses. Por ello, se le considera el rebrote más importante desde la aparición del virus en Wuhan.
Aunque se mantienen prácticamente cerradas las fronteras para impedir el ingreso de casos desde el exterior, se sigue con atención la gestión de aviones y de aeropuertos.
Ello cobra relevancia tras el evento contagioso ocurrido el 20 de julio pasado en el aeropuerto de Nankín (Jiangsu), que autoridades vinculan con casi la totalidad de las infecciones con la variante Delta detectadas posteriormente.
Según medios locales, estos tres centenares de contagios quintuplican la cifra de infecciones registradas en los últimos cinco meses. Por ello, se le considera el rebrote más importante desde la aparición del virus en Wuhan.
Aunque se mantienen prácticamente cerradas las fronteras para impedir el ingreso de casos desde el exterior, se sigue con atención la gestión de aviones y de aeropuertos.
Ello cobra relevancia tras el evento contagioso ocurrido el 20 de julio pasado en el aeropuerto de Nankín (Jiangsu), que autoridades vinculan con casi la totalidad de las infecciones con la variante Delta detectadas posteriormente.
Durante una conferencia de prensa el sábado pasado, el inmunólogo líder del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, Shao Yiming, declaró que estos contagios aún se producen a una escala pequeña y que el país dispone de la experiencia y las medidas preventivas para hacerles frente.
Refirió además que se realizarán los esfuerzos necesarios para acelerar la vacunación masiva. Hasta el momento, se han administrado 1.689 millones de dosis de vacunas anticovid desarrolladas por científicos chinos, según datos de la Comisión Nacional de Salud.
Antes de este brote, esta nación de 1.400 millones de habitantes había conseguido reducir significativamente los casos locales de infección por SARS-CoV-2. Desde el inicio del brote pandémico, a finales de 2019, las autoridades sanitarias de China han confirmado 93.193 positivos y 4.636 decesos.