Nadie tiene las recetas del éxito empresarial. Mucho menos en un contexto volátil donde las tendencias cambian vertiginosamente y los competidores son cada vez más audaces y agresivos, sin embargo, los especialistas han logrado un buen consenso en lo relativo a la gerencia estratégica de un siglo XXI. Se dispone ahora de un conjunto de mejores prácticas que permiten a una empresa familiar protegerse del peligroso cóctel de dinero y amor que hay en su naturaleza y enfrentar desafíos como la sucesión de los fundadores, el relevo generacional, la protección del patrimonio familiar, la solución constructiva de conflictos y la apropiación de buenas prácticas de gobierno corporativo que la conviertan en una compañía más confiable a los inversionistas y al mercado al tiempo que le brinden una plataforma segura para la competitividad.