Empieza la competencia. A los concursantes se les llama por su nombre, puesto por el criador, y por su apellido, el nombre del criadero. Las nueve yeguas que compiten en la primera categoría entran imponentes a la pista de juzgamiento. Una a una son presentadas, como si fueran reinas de belleza, mencionando a sus abuelos y papás, reconocidos campeones nacionales en su mayoría. Su ascendencia de sangre azul confirma que allí están los mejores ejemplares del país.
Desde el palco 14, en primera fila, Isaac Henríquez observa atento a Artillera, su potranca trotona en proceso. Con tristeza escucha el veredicto de uno de los jueces después de la primera prueba: por no saber diferenciar entre trote y galope, la concursante #4 quedó descalificada. “Si no fue hoy, ya será la próxima feria”, dice este ganadero y caballista oriundo de Riohacha.
Isaac sabe que criar ejemplares de raza es un trabajo arduo. “Uno vive de ilusiones. Pones tus ojos sobre un potrillo o potrilla, y lo visualizas como tu propio hijo que a futuro puede ser un digno campeón de cualquier concurso nacional. Lo importante es que hoy también estamos compartiendo entre amigos y la familia esta emoción indescriptible”, afirma.
Los jueces hacen sus observaciones a las participantes. “Una cosa es hacer galopar y otra muy diferente es dejar que el caballo galope”, destacando la genética de aquellas ejemplares que su montador no las obliga a hacer determinado movimiento.
Aunque saben que en esta primera categoría no se han terminado de disciplinar, no aflojan mano al momento de calificar. “Inmadurez”, “pérdida de cordura” y “falta de disciplina” son algunas de las expresiones que arrojan durante las presentaciones, sin dejar de destacar su belleza y elegancia al andar.
El puntaje
Hernando Gaviria, juez nacional desde hace 20 años de FEDEQUINAS, explica que al momento del veredicto los caballos se analizan y comparan para evaluarlos y dar una calificación. Tienen en cuenta tres aspectos: fenotipo, comportamiento y movimientos.
El primero corresponde al 25% del puntaje total, y tiene en cuenta el color, la posición de la cola, la formación del anca, que el dorso sea completamente recto y la forma del cuello, entre otras características.
Con respecto a su desempeño en pista, evalúan adiestramiento, que concierne a otro 25% de la calificación. Aquí se observa el sostenimiento, la rienda y la posición de la cabeza. El 50% final corresponde a los movimientos, la armonía del tren anterior y posterior, la quietud de anca, la cadencia, el ritmo, el brío y hasta su temperamento.
Los caballos, dependiendo de su categoría, salen de acuerdo a la edad y se juzgan de esta forma. De 33 a 42 meses están en proceso de adiestramiento. Los dos jueces que evalúan esta vez la competencia son un poco más flexibles y les perdonan algunos detalles en la pista. Los ejemplares de 42 a 60 meses ya son un poco más maduros y no los perdonan tanto. Pero a los adultos, los mayores de 60 meses, no se les perdona ni el más mínimo error.
Al final se premia al gran campeón de cada categoría y se escoge primer, segundo, tercero y cuarto puesto. Los caballos reciben cintas azul, roja, amarilla y verde, respectivamente. Un espectáculo distinto que ofrece AGROEXPO CARIBE para este fin de semana, trayendo el campo a Barranquilla.