Enfrente está Palmeiras, un conjunto brasileño que quiere dejar de insinuar y dar el golpe de una vez por todas para estar en una final después de 20 años. La serie arranca este martes a las 21.30 en la cancha de Independiente y se define una semana más tarde en San Pablo.
Para remontarse a un antecedente similar a los números del ciclo Gallardo en River en el fútbol argentino hay que ir dos décadas atrás y recodar lo hecho por Carlos Bianchi en Boca. Bajo los dos primeros mandatos del Virrey (con la interrupción de 2002, cuando se fue a dirigir a Europa), el club Xeneize jugó cuatro finales de Libertadores: ganó 3 (a Palmeiras en 2000, a Cruz Azul en 2001 y a Santos en 2003) y perdió una (con Once Caldas en 2004). Y más atrás en el tiempo están las cuatro consecutivas que jugó y ganó Independiente en 1972, 1973, 1974 y 1975 (a Universitario, Colo Colo, San Pablo y Unión Española, respectivamente) y las cuatro que disputó Estudiantes, de las que ganó tres (en 1968 a Palmeiras, en 1969 a Nacional y en 1970 a Peñarol) y perdió una (con Nacional en 1971).
Tan difícil es llegar a varias finales continentales en estos tiempos modernos que no abundan los ejemplos. En la Concachampions de Concacaf está Tigres de Monterrey (rival de River en la final de la Libertadores 2015), que llegó a cuatro de las últimas cinco ediciones y después de perder tres veces, pudo ganarla en 2020; el Al-Ahly de Egipto en la Liga de Campeones de África, que entre 2012 y 2020 llegó cinco veces a la final (ganó 3 y perdió 2) y el Auckland City de Nueva Zelanda en la de Oceanía, que ganó siete copas seguidas.
Y en la Champions League de Europa están los casos de Real Madrid (ganó las cuatro finales que jugó en cinco ediciones, entre las temporadas 2013-2014 y 2017-2018). En tanto, Barcelona, que ganó tres finales entre 2009 y 2015, se quedó varias veces en los últimos años en la puerta de una cuarta final.
River intentará que no le suceda lo mismo y buscará superar a Palmeiras para ir por una cuarta final en seis años. Algo inédito para el club, además, ya que antes del ciclo de Gallardo había jugado cuatro finales pero en 54 años.
Eso sí: para llegar al Maracaná de Río de Janeiro, donde se jugará el partido decisivo de esta edición, el sábado 30 de enero, River deberá superar a un conjunto que tiene varios atributos. Entre ellos, es el segundo conjunto más goleador (con 29 goles) de la Copa detrás de River (31). La figura del equipo –que está invicto en la Copa- es Raphael Veiga, el mediapunta que le da juego y gol -tiene dos en esta copa- al equipo del portugués Abel Ferreira. También se le pueden sumar a la lista de jugadores a tener en cuenta a Gustavo Gómez, el central paraguayo ex-Lanús, y los extremos Gustavo Scarpa y Rony, con dos y cuatro goles cada uno. Además, recuperó a Gabriel Verón, el talentoso futbolista de 18 años.
River tiene los argumentos de siempre: la búsqueda constante del gol a partir del dominio de la pelota, la amplitud con laterales y extremos, la presión alta y constante y mucha vocación ofensiva. Sin embargo, desde la salida de Lucas Martínez Quarta el funcionamiento defensivo se resintió. Para este partido recupera a Milton Casco (evolucionó rápidamente de una distensión en el isquiotibial izquierdo y tiene chances de ser titular) y no se descarta que arme una línea de cinco defensores. En ese caso saldría uno de los de arriba. En el mediocampo, Ignacio Fernández, quien volvió a jugar en buen nivel después de la lesión en la lumbalgia, estaría desde el inicio.
La única vez que River jugó contra Palmeiras en un cruce copero fue por las semifinales de 1999. El equipo brasileño lo eliminó (y después fue campeón) luego de golear 3-0 en la vuelta en San Pablo (en la ida había ganado River 1-0). Gallardo era parte del equipo Millonario, dirigido por Ramón Díaz. Más de 20 años después el Muñeco volverá a enfrentarlo como técnico. Buscará tomarse revancha para seguir haciendo historia. Como en los últimos seis años y medio.