Desafortunadamente la falta de ataque, coherencia táctica y definición fueron las falencias que impidieron al rojiblanco imponerse en el marcador y de esa manera seguir vivo en este torneo, que sin duda alguna dejo sin sabores también en los pasados encuentros, cuando veíamos como de forma injusta se le pitaba al equipo tiburón.
En esta ocasión ese no fue el caso, ya que el árbitro, Mario Herrera, encargado del encuentro, realizó su labor sin ningún contratiempo ni quejas por parte de los equipos enfrentados.
Al inicio del partido el Junior lleno de energía y emoción hacia un juego alegre y rápido, luego se fue quedando y era poco lo que proponía contra la portería verdolaga, quienes en esta oportunidad mostraron un juego bastante parco y aburrido, algo fuera de lo común teniendo en cuenta su desempeño habitual, donde se mueven mucho y salen a buscar resultados, pues la noche anterior no fue así, se dedicaron a cuidar el marcador que los favoreció en Medellín y fue poco lo que aportaron para hacer de este encuentro un gran juego.
Con respecto a nuestro Junior del alma “Otra vez será” sin embargo seguimos con posibilidades en la Liga Águila y Copa Sudamericana, donde esperamos se cumplan las expectativas de la hinchada, que confía en la excelente nómina con la que cuenta la Institución.