Pellegrini alzó una voz que venía retumbando desde hace tiempo en la atmósfera de LaLiga. Tras el empate entre Betis y Cádiz, el técnico utilizó la rueda de prensa posterior para hacer de altavoz de una demanda reiterada en el aficionado. "Hay que darle más ritmo a los partidos por la cantidad de faltas, simulaciones e interrupciones que hay", señaló, poniendo en el punto de mira a entrenadores, árbitros y jugadores, a los que pide hacer un esfuerzo para solucionar este problema. "En la charla con los árbitros ellos mismos reconocieron que LaLiga es la más lenta de Europa porque entre falta y falta el juego tarda mucho en reanudarse y se simula constantemente. Hay un espectáculo que tenemos que cuidar", sentenció el chileno. Sus palabras reabrieron el debate público que ha perseguido a LaLiga en los últimos años. De hecho, el tiempo añadido del último Clásico sembró una polémica en la que se volvió a desempolvar este tema y que desde el Diario AS desengranamos minuciosamente con todos los equipos del campeonato.
Opta, una de las empresas de análisis deportivo más reconocidas del mundo, le ha dado la razón. La compañía analista británica mostró como, en comparación con el resto de ligas, la española es en la que menos minutos de tiempo real se juegan por partido con 50 minutos y 57 segundos. Lidera el ranking la Ligue 1, con 55 minutos y 41 segundos. Es decir, un aficionado de LaLiga ve de media cinco minutos menos de juego efectivo que uno de la liga francesa.
Como se aprecia en la tabla, que se juegue poco en LaLiga es una tendencia que viene agudizándose en las últimas temporadas. La llegada del VAR en la temporada 2018/19 implicó una reducción en los tiempos de juego, pero tras la consolidación y aceleración de la tecnología en el fútbol, el resto de ligas europeas volvió a presentar cifras similares a las de antes de su instauración. En LaLiga, tras lograr un pequeño impulso en el curso 2020/21, las dos primeras jornadas de 2021/22 han vuelto a poner de manifiesto el problema que adolece al fútbol español: excesivas interrupciones, pérdidas de tiempo, simulaciones y una alta cantidad de faltas que afectan directamente al ritmo de los partidos.
Este pasado fin de semana solo Italia presentó una media mayor de faltas por encuentro (27,4) que España (26,1). Por detrás quedan la Ligue 1 (24,1), la Bundesliga (22,8) y la Premier (18,9). De hecho, Osasuna y Real Sociedad completan el podio que lidera el Venezia (22) de los equipos de las grandes ligas que han cometido más faltas por partido (18,5). Les siguen el Valencia e Inter (18), Granada (17,5), Strasbourg (17,3), Athletic, Torino, Sampdoria y Cagliari (17), Levante y Getafe (16,5). De los trece, siete proceden de LaLiga.
Pólvora mojada
Otro de los aspectos que salpica directamente al espectáculo son los goles y es que LaLiga es también la competición en la que los aficionados menos se levantan de sus butacas en esta temporada 2021/22. En 20 partidos ha habido 38 goles, a una media de 1,9 goles por encuentro. En comparación, la Premier presenta una media de 2,95 (59 goles en total), 3,6 la Seria A (36 en total en tan solo diez partidos), la Bundesliga 2,7 (54 en total) y 2,8 la Ligue 1 (84 en tres jornadas).
Es una evidencia que España ha perdido gol. Una cuarta parte de los partidos disputados acabaron 0-0 y en la segunda jornada solo el Levante-Real Madrid tuvo un marcador con más de dos tantos. La ausencia de goles no implica pesadez ni aburrimiento, pero su presencia sí que acerca al espectador al espectáculo. Buen ejemplo de ello es el frenesí que se formó en el empate a tres entre Levante y Real Madrid.
Además, esta ventana de traspasos ha reflejado cómo los problemas del juego son alimentados por otros dos males: la fuga de talento y la falta de inversión. España ha dejado de ser un mercado atractivo para los jóvenes y las arcas de los clubes afrontan crisis económicas que les impiden luchar con el músculo financiero de ligas como la Premier. El fútbol español se encuentra sumergido en una vorágine que afecta a todas sus partes y que castiga al espectáculo con cada vez más intensidad.