Por Juan Rincón Vanegas
Tener de vecino a Lorenzo Miguel Morales Herrera, permitió conocerlo muy de cerca y entablar diálogos constantes sobre su vida y obra musical. De esta manera los tintos con ‘Moralito’ eran bien hablados y con derecho a tener pasaporte para abordar el ayer, donde los sucesos se cantaban y las historias tenían sabor a costumbres perdidas.