Ganador del segundo Concurso Nacional Metropolitano de Poesía en 1998 convocado por la Universidad Metropolitana. En el 2013 Tercer puesto en el concurso “Barranquilla capital americana de la cultura “. Con el trabajo: Biografía de ciudad. Autor de varios libros, la mayaría inéditos, de poesía, cuentos, novela y algunas crónicas.
Marrugo nos cuenta que:
Una mañana de domingo de 1983 abrí el Suplemento del Diario la Libertad y encontré en sus generosas páginas mi primer poema publicado. Era el año 1983 , y yo había tomado en serio este oficio de escribir , con unos amigos de estudio y de barrio fundamos un grupo cultural, emprendimos distintas actividad entre ellas la loca idea de fundar una revista de la cual solo circulo un número, pero nos abrió las puerta a la gran comunidad de hacedores de sueños que vivían rondando la vieja edificación de la Universidad del Atlántico en donde me matricule tiempo completo en la cátedra de cafetería. Aprendiendo de toda una generación de gente brillante, el maravilloso mundo de la literatura y las bellas artes. La generación del desencanto ahora la llamo. Han pasado más de 30 años desde entonces, unas veces ganando, otras tantas perdiendo, pero igual mantenemos la terca actitud de sacarle sonido a una página en blanco. Escogí el camino del autoaprendizaje, y la independencia en mi actividad económica. Mi formación es básicamente autodidacta. Mantengo un compromiso diario con la literatura y la gestión cultural.
El poeta Javier Marrugo Vargas, celebra sus treinta años de vida litería poniendo a disposiciones de los lectores de su excelente poesía. Tres títulos, los cuales son a saber: Las cuentas del afecto, Poemas de los Otros regresos, y Taller de amor.
En una nota que sirve de prologo titulada” Álbum de familia” , el destacado periodista y escritor Barranquillero Andrés salcedo, anota el prólogo de la primera edición:
Marrugo desmiente la figura del poeta como personaje enigmático, invisible y lejano. No hay en su libro una sola línea en que no descubramos su voz más íntima, ajena al engolamiento, libre de filigranas y falsas inflexiones. Sus palabras nos despiertan emociones opuestas que reflejan la confusión de la vida, sin que falte en ellas un matiz de tristeza que nos conmueve y envuelve, como una sonata en una tarde de lluvia o como la música de un traganíquel a la media noche.
Todo el libro de Marrugo es una crónica de peregrinaciones por los lugares más sagrados de la memoria. A cada personaje del álbum, comenzando por aquellos que ha extraído del reino mitológico de la infancia, lo ha trabajado amorosamente en el taller donde se pulen los recuerdos más íntimos, con la clara intención de poner en orden el alma.
Marrugo los evoca con sus nombres y apellidos. Los describe – y al hacerlo se va describiendo a sí mismo - rodeados de viejos y de niños. Cuando cita a los que ya no viven, se percibe la inevitable tristeza y el luto en el corazón. Y están, por supuesto, casi como eje de la crónica familiar, los seres más cercanos en el tiempo y la distancia. La madre de sus hijos. Y los hijos, que prosiguen el fecundo camino de la estirpe.
Pero a la familia del poeta pertenecen también los amigos y los vecinos: valerosos, leales, parranderos. Sus retratos son enternecedoras crónicas de gente humilde, biografías de oscuras celebridades del barrio que habrían sufrido el cruel y borgeano destino del olvido si él no los hubiese rescatado en estas páginas. Los pone frente a nosotros, les vuelve a dar vida si ya ha muerto, y ellos se entregan a nuestra mirada, maquillados y retocados por la nostalgia del poeta, salvados para siempre del naufragio que ha sido – o que fue - su vida.
Y para la segunda edición del libro primero del paquete que nos entrega el poeta en esta celebración de sus treinta años de vida literaria.
El escritor y docente Jorge Campo nos anota:
Escribir una obra sobre nuestros más particulares sentimientos es un acto de cuidado, porque se puede caer en el interés personal y alejarse de los literarios. Para fortuna de los lectores esto no ocurre con el poemario: LAS CUENTAS DEL AFECTO.
La publicación que nos concita, reúne los textos en donde expone sus más profundos sentimientos, como dejando evidencia de sus nostalgias, que magistralmente cuelga en un espejo, en el que nos podemos reflejar. Sus versos poseen una rigurosidad que hacen que cada historia mantenga una expectativa, que sólo se agota con la última palabra del poema. Lo melódico acompaña su voz diáfana, ajena a cualquier afectación, dándole un ritmo y un tono muy particular.
Los fragmentos que conforman esta arboleda genealógica de sus apegos, refrendo que también se hacen nuestros, avivan las emociones vitales del leyente, porque en ellos no hay impostación, son evocaciones llevadas al papel con una brillante limpieza y un acertado lenguaje, que habla bien del ejercicio emprendido por este bardo.
Para el libro dos de esta muestra del trabajo poético de este autor Caribeños, al también escritor, Jorge Nazim Artel nos anota en el prólogo:
Poblada de cercanías, de realidades, de sueños fallidos y tiernas esperanzas, es la poesía amplia de Javier Marrugo, un hombre eterno, amigo de sus amigos y sobre todo, custodio de las palabras dichas y anónimas, a las que aprisiona para luego soltarlas en una tarde de febrero en alegre domingo, mientras “la melodía de Cortijo trama lo inesperado”.
Marrugo, el amigo leal, compañero incansable, que conjuga los meridianos con la realidad, está aquí, presente con sus otros regresos, contándonos de las que lo amaron, las que aceptaron sus rosas y palabras – y como él lo dice - mujeres sin nombre, lindas muchachas de arco iris que se preservan en su mente y permanecen en el tiempo como una colección de lluvias.
Su poesía es entonces, la transfiguración de todos los instantes; su contenido manifiesta la llegada de un nuevo hombre, que intenta purificar sus días, enarbolando dialécticamente sus premisas a la espera de una apuesta humanizante que difunda encuentros, certezas y pasiones. Poeta: A la sombra de tu almendro y sobre la hierba de los recuerdos
Y el mismo Artel, escribe para el libro tercero, Taller de amor lo siguiente:
Tres momentos importantes hemos percibido en la poesía de Javier Marrugo Vargas; una especie de trilogía en donde ha podido construir su ideal solemne ataviado de mares y ríos con la única esperanza que volver a la arcilla –terrígena conspiración para edificar sueños- le represente el punto de partida a su estrella cada vez más cercana.
Poemas de los otros regresos, las cuentas del afecto y el cierre de muchas de sus emociones no dichas en su vida, ahora develadas en Taller de Amor, nos cuentan de un luchador, de un hombre dispuesto a no dejar pasar su existencia en vano, un hombre que como muchos, se ajusta a las imposiciones del sistema pero sigue creyendo, nunca ha bajado su brazo, nunca han caído sus poemas y con fuerza constante desde su taller
Quisiéramos decir hoy que su poesía se levanta presurosa al encuentro por la vida, que sus pensamientos se han alineado para el devenir, hoy la palabra de Marrugo ha traspasado todas las barreras y esa fuerza clandestina se ha convertido en un grito de esperanza sacudiendo la terrígena tranquilidad que un hombre sólo no puede sencillamente soportar.
Marrugo verso a verso nos hereda la esperanza con la que él mismo se precipita sobre la vida, con sus brazos abiertos va al encuentro con sus desencuentros y nos invita a volver a amar y nos insiste en volver a amar, como huella indeleble de una histórica consigna poética. Como él, sin miedo al amor y a la brisa, al dolor o el vacío que deja la ausencia. TALLER DE AMOR es sólo el “tiempo del encuentro, calcar miradas, dibujar en la piel, callar, porque las palabras sobran.”
Poeta tallado en mañanas de fresca brisa, tratando de esculpir un nuevo rostro, intentando tejer sus soledades es dueño de un mundo “elemental, de una herencia marina y una luna antigua”
Queremos aportar para esta nota un apartes de la entrevista concedida al escritor y periodista Amaury Díaz Romero para el suplemento literario de la libertad
¿Por qué le gusta la literatura?
Yo fui un niño muy solo, mi infancia era un patio grande lleno de árboles y de lluvias… mi calle era larga, infinita para mí…en algunas mañanas se alcanzaba a ver a lo lejos, un pico de la Sierra Nevada y para mi ese era el fin del mundo… a mí me gustaba jugar solo…hacía muñequitos con el barro de la lluvia y cavilaba mucho, me hacía preguntas profundas que mi madre no supo nunca responderme...ella desde entonces pensaba que su hijo Javier, terminaría loco…me gusta la literatura por eso….porque da las respuesta que la ciencias más exactas nunca han podido darme.. Porque finalmente mi madre, por ese lado, está tranquila, pues no estoy del todo loco.
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