Con estos antecedentes otra vez, se han encendido las redes sociales a favor y en contra de las manifestaciones y esto no ha sido ajeno a las grandes esferas de la política colombiana, donde hemos visto constantes cuestionamientos de Petro hacía Duque, por las políticas adoptadas desde su gobierno y viceversa cuando el primer mandatario lanza “pullas” contra el dirigente de la Colombia Humana, llamándolo “incendiario” por decir a la ciudadanía que la protesta en las calles es la opción contra la anarquía y el neoliberalismo que impera en Colombia.
De esta forma el Gobierno espera tergiversar el origen real de la protesta, concentrándola una vez más en polos opuestos, “de derecha e izquierda”, cuando realmente lo único que existe es un solo pueblo que sufre las consecuencias de políticas amañadas para favorecer a unos pocos, vulnerando los derechos de la mayoría. Alimentando la polarización con el ánimo de dilatar los objetivos reales de las movilizaciones.
Que iniciaron el pasado 21 de noviembre con el Paro Nacional que se llevó a cabo, y el cual ha generado protestas diarias en todo el país, la mayoría de estas pacíficas; sin embargo tras los disturbios, personas lesionadas entre comunidad y miembros de la policía y el lamentable hecho en el que resultó muerto el joven bogotano, Dilan Cruz, luego de ser impactado en la cabeza por una arma no convencional que accionó a quema ropa un agente del ESMAD.
Situación que ha desatado tensión y opiniones divididas sobre los objetivos de las movilizaciones, las cuales, según los diferentes sectores activos de la sociedad, continuarán hasta tanto, el Gobierno escuche al pueblo, dialogue y se inicie una mesa de concertación sobre temas como: Reforma Pensional, Ley de Financiamiento, Presupuesto de Educación y políticas neoliberales que oprimen a los colombianos, entre otros temas que han propuesto las fuerzas vivas impulsoras del Paro N21.