El Pentágono afirmó que el ataque ocurrió "bajo la dirección" del presidente de EE.UU., Donald Trump, y fue para "disuadir futuros planes de ataque iraníes".
El líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatola Ali Jamenei, prometió vengar la muerte de Qassem Soleimani y decretó tres días de duelo nacional en Irán.