Antes que Barranquilla se planteara el reto de convertirse en una biodiverciudad solo contaba con 286 espacios entre parques, plazoletas, bulevares y zonas verdes, que representaban un área total de 1.250.000 m2, de los cuales un 60% eran zonas duras, haciéndola una de las ciudades con menor espacio verde por habitante en el país y con una alta vulnerabilidad ante el cambio climático.