200 jóvenes recibieron su certificado en ceremonia que contó con la asistencia de sus padres de familia y profesores.
La administración tuvo que aceptar las graves violaciones en las manifestaciones del país y considerar una reforma en la policía chilena, tras la publicación del informe de la organización Human Rights Watch.
Con un final electrizante, el equipo brasileño logró alzar la copa por segunda vez en su historia.