En un comunicado, el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores informó que el director general a cargo de EE.UU., Carlos Fernández de Cossío, fue quien trasladó a Zúñiga-Brown “el rechazo a las alegaciones engañosas y politizadas que sobre Cuba realizó el informe del Departamento de Estado”.
Fernández de Cossío dijo que Washington se aprovecha de un tema tan sensible como los derechos humanos “para su política de agresión contra países que no se subordinan al gobierno estadounidense, y que defienden el derecho soberano de sus pueblos a la libre determinación”.
Afirmó que el mencionado informe es “arbitrario y unilateral”, pues, en lo que se refiere a Cuba, “repite calumnias que grupos políticos de los Estados Unidos (...) han formulado durante años como pretextos para la promoción de acciones hostiles y la imposición de medidas económicas coercitivas”.
El informe estadounidense, revelado en marzo pasado, acusa al Gobierno cubano de supuestas restricciones al derecho de reunión pacífica, así como de libertad religiosa, trata de personas, entre otras cuestiones, sistemáticamente rechazadas por la parte cubana.
Fernández de Cossío contrastó “las violaciones flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos” en EE.UU. por parte del Gobierno de ese país, que -dijo- “son conocidas y están documentadas”.
“Estas se refieren al racismo, la xenofobia, la brutalidad policial, la tortura a prisioneros, las encarcelaciones prolongadas, el uso de cárceles secretas, el antisemitismo, el macartismo y otras formas de intolerancia religiosa e ideológica”, subrayó.
Destacó que Cuba goza de prestigio internacional en el ámbito de los derechos humanos, por los resultados que ha alcanzado en la promoción y protección de estos.
Cuba fue recientemente electa como miembro del Consejo de Derechos Humanos para el periodo 2021-2023 y es parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales de derechos humanos.