Mientras el presidente sirio Bashar al Assad pretende destruir el asentamiento terrorista, Ankara defiende sus intereses, dada la cercanía de la ciudad con sus fronteras y la muerte de efectivos turcos en la zona. Idlib ha devenido refugio de extremistas y de fuerzas antigubernamentales, y mientras el ejército sirio con la ayuda de Moscú ha logrado liberar varias zonas del país, la región sigue tomada por los enemigos.
Asimismo, la ofensiva de al Assad llegó hasta la ciudad de Sarakib, que limita al norte con Turquía, en una zona donde se construyen nuevas aldeas para los refugiados sirios. Esta incursión armada hizo que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan concentrara también su atención en Idlib y, a principios de febrero, enviara tropas adicionales a la región y amenazó con atacar a las tropas sirias si a lo largo del mes no se marchan de los puestos de control turcos en la zona.
La situación en Idlib se volvió más tensa durante febrero por los cruces de fuego entre Damasco y Ankara. Asimismo, este miércoles, Erdogan descartó cualquier posibilidad de que sus tropas abandonen Idlib y aseveró que empujará a las fuerzas del Gobierno sirio fuera de los puestos de observación turcos en esa región para finales de febrero. El jueves, el ejército de Turquía lanzó agresiones con artillería contra los objetivos sirios en respuesta al ataque aéreo en Idlib, que ocasionó la muerte de al menos 33 soldados turcos y varios militares heridos.
Sobre el hecho, Erdogan dijo que los recientes acontecimientos en Idlib “se han vuelto a favor de Ankara”. El viernes, el Consejo del Atlántico del Norte, que incluye a los embajadores de los 29 aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se reunió tras una petición de Turquía, “para realizar consultas en virtud del artículo 4 del Tratado de Washington […] sobre la situación en Siria", dijo el secretario de la organización, Jens Stoltenberg.
Telesur