Ambos mandatarios sostuvieron una conversación telefónica y a continuación emitieron un comunicado conjunto, en que expresan que durante su reunión buscarán “llegar a entendimientos y mantener el impulso de este proceso”.
El acuerdo entre ambos jefes de Estado tiene lugar días después de la controversia en torno al acuerdo AUKUS, a través del cual las tres naciones se aliaron para fabricar esas unidades navales y oponerse a la “amenaza de China”, según expresaron.
El tratado fue duramente criticado por París porque canceló el contrato de suministro de submarinos diésel-eléctricos franceses a Australia, lo cual significa la pérdida de 50.000 millones de euros (58.645 millones de dólares).
Según el comunicado, Biden y Macron coincidieron en que “la situación se habría beneficiado de consultas abiertas entre aliados”. Al respecto, decidieron “abrir un proceso de consultas en profundidad”, que mejore la confianza mutua y proponga “medidas concretas hacia objetivos comunes”.
El inquilino de la Casa Blanca reafirmó la importancia estratégica de la presencia de Francia y otras naciones europeas con la región Indo-Pacífico, y reconoció la importancia de una defensa europea más fuerte y capaz. Además, se comprometió a “reforzar su apoyo a las operaciones antiterroristas en el Sahel llevadas a cabo por los Estados europeos”.
En paralelo, la Casa Blanca anunció a los medios la decisión del Elíseo de enviar de regreso a Washington, la semana próxima, al embajador francés, quien había sido llamado a toda prisa a París a consultas junto con el representante diplomático francés en Canberra.
Además de los señalamientos hechos por Francia al acuerdo AUKUS, la Unión Europea criticó que la firma del tratado se hiciera de espaldas al bloque europeo.