"Colombia está en carrera. Vamos a ir para adelante y yo sé que Colombia en esta eliminatoria tiene su chance, que falta todavía muchísimo, vamos a recuperar lo que puede estar faltando y vamos a hacer todo el esfuerzo para poder llegar a Brasil 2014", afirmó, confiado como nadie, el técnico argentino el día de su asunción. Su primer partido por Eliminatorias fue el 2 de junio de 2012 en Lima. El triunfo 1-0 no tuvo mucho brillo pero fue vital para recuperar la confianza. Desde ese día, todo fue crecimiento.
El fútbol colombiano nunca sufrió falta de talento individual. En estos 16 años de ausencia mundialista contó con muy buenos futbolistas, pero no logró formar un plantel con la regularidad necesaria como para dar pelea en un campeonato que dura casi tres años. Además, otro de los grandes problemas era que no había tranquilidad para trabajar, que la ansiedad tapaba las virtudes de todos: jugadores, hinchas, dirigentes, cuerpos técnicos. Por eso, la llegada de Pekerman fue lo que Colombia necesitaba, porque su figura irradia paz y tranquilidad.
En lo futbolístico, no hubo grandes cambios. La revolución impulsada por el nuevo entrenador fue anímica y psicológica. Le cambió la cabeza al plantel. Les hizo entender que los antecedentes no entran a la cancha, que tenían todo para conseguir el gran objetivo y que eso dependía de sus virtudes y, sobre todo, de su serenidad a la hora de salir a buscar los partidos. Lo que más le costaba a Colombia era mantener los resultados y el nivel durante una buena parte del juego. Salía con todo, pero luego esa intensidad baja y allí perdía los encuentros. Una muestra clara de eso es aquel partido contra Argentina que marcó la salida de Leonel Álvarez.
El camino a Brasil comenzó con un gran triunfo sobre Bolivia en La Paz, gracias a un gol de Falcao en tiempo de descuento. Luego, llegaron los dos resultados en Barraquilla que volvieron a preocupar a todos y marcaron la salida de Leonel: empate con Venezuela y derrota ante Argentina. Tras aquella caída, la Selección no volvió a perder en casa y desde esa imbatibilidad edificó la clasificación. De hecho, recién volvió a recibir goles en contra en el último choque contra Chile.
José Pekerman casi no tocó el equipo titular, pero sí le dio más responsabilidades a James Rodríguez, quien fue el jugador clave de las Eliminatorias. El mediocampista surgido en Envigado fue la gran figura del equipo nacional que logró la clasificación. No sólo por sus goles y sus asistencias, sino porque con poco más de 20 años, se convirtió en el líder futbolístico de la Tricolor. Jugó como enganche, un puesto que en Colombia se respeta como algo sagrado, y se entendió a la perfección con Falcao y Teo Gutiérrez, una dupla de primer nivel mundial. Él, que en Francia 98 tenía seis años de edad, es el símbolo de una nueva época.
Otra de los sellos de este equipo es el juego de los marcadores laterales. Pablo Armero y Juan Camilo Zuñiga formaron una pareja que cualquier Seleccionado del mundo soñaría. Ambos tienen gran capacidad para marcar y también para atacar, por lo que se han convertido en una de las principales armas ofensivas. En tanto, sus compañeros de defensa son uno de los temas a revisar por Pekerman. Mario Yepes es uno de los líderes del vestuario y a sus 37 años aún es un gran defensor. Carlos Valdés puede acompañarlo en la zaga, pero no hay variantes confiables. Quizás la convocatoria de Eder Álvarez Balanta sea una buena opción, al menos para que el central de River sume experiencia.
Otro de los grandes responsables de la clasificación fue Radamel Falcao García, sin dudas. Entrar en la discusión de si es o no el mejor futbolista de la historia de Colombia no tiene sentido. Lo que sí es una realidad es que, a los 28 años, jugará el Mundial que no jugó Willington Ortiz, por ejemplo. El delantero de Mónaco convirtió nueve goles en las Eliminatorias y por primera vez, demostró que puede ser un centrodelantero de nivel internacional también en su Selección. La llegada de Pekerman también lo impulsó, porque pudo jugar con más soltura en este contexto de mayor serenidad.
El primer objetivo está cumplido, aquello que todo Colombia sueña desde hace 16 años se hizo realidad: la Tricolor jugará su quinta Copa del Mundo, a 52 años de la de Chile 62 y a 24 de Italia 90, la única en la que pasó la fase inicial. Tiene 242 días para afianzar virtudes y reparar errores. Lo cierto es que recuperará el lugar que merece en el torneo más importante de todos y hay un responsable principal de esto: José Pekerman.
Damián Didonato