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03
June

Tan lejos y tan cerca

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Published in Política

Si de algo estoy seguro es que los resultados electorales de la primera vuelta presidencial cambiaron la historia electoral del país y pusieron de presente que, los sectores progresistas en Colombia pasaron de ser oposición constancia histórica, a ser una alternativa real de poder.

Nacido en Sopetran, un municipio antioqueño enclavado en el occidente de Antioquia, Carlos Gaviria Díaz era hasta el pasado 27 de mayo, el candidato presidencial que en representación de la izquierda había obtenido el mayor número de votos en la contienda electoral colombiana.

Con más de 2 millones 600 mil votos obtenidos en las elecciones presidenciales de 2006, Carlos Gaviria posicionó al Polo Democrático Alternativo como la segunda fuerza política en el país, contienda electoral en la que fue derrotado por Álvaro Uribe quien obtuvo cerca de 7 Millones 400 mil votos.

Las cifras no mienten, el pasado 27 de mayo el candidato del Centro Democrático obtuvo una cifra cercana a los 7 millones 400 mil votos y la Colombia Humana aproximadamente 4 millones 900 mil votos .

Doce años después, las fuerza uribistas aumentaron su caudal electoral en apenas 171 mil votos; por su parte, una sola de las fuerzas del cambio, creció su caudal electoral en más de 2 millones 400 mil votos.

El avance de las del fuerzas progresistas es notorio, mientras que en 2006 el Polo logró vencer al uribismo en solo dos departamentos: La Guajira y Nariño, la semana anterior Gustavo Petro venció al uribismo en nueve departamentos: cuatro del caribe [Guajira, Atlántico, Sucre y Córdoba], tres en el pacífico [Choco, Cauca y Nariño], uno en el sur occidente [Putumayo] y uno en el sur oriente [Vaupés].

Con todo, la sorpresa de la jornada electoral del pasado domingo la constituyo la amplia votación obtenida por Petro en el Atlántico; casi 100 mil votos es la diferencia a favor de Petro sobre el uribista Iván Duque y derroto con amplísima diferencia [160 mil votos] al candidato de quien se consideraba jugaba de local, el ex Vicepresidente German Vargas Lleras. Como corolario y desprovistos de toda perversidad hoy podemos afirmar que en el Atlántico se produjo un verdadero cambio radical.

Quienes defendemos la Constitución Política de 1991, en particular la paz y los derechos humanos nunca hemos estado tan cerca de llegar a la cúspide del poder político en Colombia, la Presidencia de la República.

Como lo expreso Gloria Gaitán en su reciente carta pública a Gustavo Petro “no es necesario una identificación absoluta” para votar por él; en la segunda vuelta presidencial los colombianos tendremos en nuestras manos la posibilidad de definir el futuro de esta débil democracia, optar por el fortalecimiento del estado social y democrático de derecho, casarnos con la transparencia electoral, dignificar y proteger el ejerció de la política, profundizar la participación democrática y avanzar en el camino hacia la paz estable y duradera.

Preguntarse que tan lejos y que tan cerca está Gustavo Petro de ser el próximo presidente de los colombianos es tanto como preguntarse ¿Por qué el lunes está tan lejos del viernes y el viernes está tan cerca del lunes?; es como estar frente a una vitrina observado el carro de tus sueños, el reloj que siempre has querido, el traje que anhelas vestir, lo tienes frente a tus ojos, hasta te los puedes probar, pero no tienes dinero para comprarlo.

Lo cierto es que nuestro deseo de obtener la Presidencia para la Colombia humana está muy cerca, tan cerca como nunca antes. La tarea es derrotar en las urnas a la maquinaria tradicional, a esa clase política que por obra y gracia de la compra de votos corrompió al electorado, a una clase política que sin la menor vergüenza se torna genuflexa ante el clientelismo, a esa clase política que no tiene limites a la hora de saquear el erario público, esa clase política que espera que la impunidad siga siendo el talón de Aquiles de la administración de nuestra justicia.

El próximo 17 de junio tenemos un compromiso con la democracia, una jornada de lucha democrática que más allá del inmediato futuro, definirá el rumbo y la suerte de un país que no merece seguir el sendero de la guerra, un país que merece transitar por las anchas avenidas de la democracia pluralista y participativa. Llego la hora de que hagamos lo imposible porque de lo posible se sabe demasiado.

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José Humberto Torres

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